búscate en la retina expuesta,
el espejo devuelve improperios,
desatino en los versos.
En la calle sólo las señoras de cierta edad
mantienen alta la cabeza al pasar,
los viejecitos van encorbados
y los subnormales a todo gas.
Descarrío y me estrello y me encanta,
reconozco que no soy para tanto
pero es más que suficiente.
casi perfecto desde entonces.