miércoles, 20 de abril de 2011

Madrugada

La mañana clara y limpia se abre paso
desde la montaña, a través de la tiniebla,
trayendo seguridad y firmeza.

El primer rayo de sol cae sublime
sobre mi pelo aun mojado
tras una ducha temprana.

Fresas con leche para empezar un día grande,
un día como éste,
inolvidable.

viernes, 15 de abril de 2011

deprisa deprisa

el ritmo cadiaco al que estamos sometidos,

el estrés, la velocidad, la prisa.

la comida rápida,

la música electrónica.


la información inmediata,

el asedio publicitario,

el ajetreo constante,

el desasosiego, los horarios.


el consumo a toda costa,

la precipitación de la sociedad moderna.

No entiendo esta necesidad nuestra

de llegar cuanto antes a la tumba.

jueves, 14 de abril de 2011

Cambiando el mundo

El mundo, por el camino que va, no llegará muy lejos.
Sin embargo, el mundo no se va a acabar. Al menos, no por ahora.
Aún nos quedan unos cuantos millones de años.
Con lo cual el mundo, antes o después, cambiará de rumbo.
La cuestión es cuándo.

Por lo pronto, yo, que no puedo cambiar el mundo,
eso lo tengo claro, he decidido cambiar el curso
del camino que ando, y así
todo ha cambiado.

miércoles, 6 de abril de 2011

Levantando el codo y la cabeza

Unas cervezas con los colegas,

y unas pizzas.

Un partido de primera,

un rato de charla y unas risas,

y se ven las cosas de otra manera.

martes, 5 de abril de 2011

Malestar

Cansado desde que me levanto, deprimido sin ningún motivo, desencantado, triste, apático. Con esa sensación de que nada tiene sentido, presente constantemente. Con la estúpida idea de que todo es inútil rondándome. Una rabia, un dolor, una ira, una frustración, que ya no son rabia ni dolor ni ira ni frustración sino parte de mí, cómo nuevos órganos que le hayan crecido a mi cuerpo, o más bien como petróleo adherido a las células de mi organismo. Tengo ganas de coger una metralleta y liquidar hijo putas, pero me da pereza. Ganas de pegarme un tiro en la cabeza, pero me da vergüenza. Ganas de ponerme en huelga de hambre, de montar algun escándalo, de desaparecer sin dejar rastro, pero no serviría de nada, porque nada sirve de algo. Habrá que aguantar simplemente a que pase, porque sé que pasará, y que no tardará mucho. Conozco de sobra estas depresiones de mierda. Duran dos días, a lo sumo cuatro. Mañana o pasado me despertaré alegre y miraré por la ventana confiado y tendré ganas de vivir otro poco, hasta que vuelva este malestar a molestar un rato.