La gestión de este sistema no está en las manos adecuadas,
la cúpula de poder está corrupta, sus asesores se llenan los bolsillos,
los técnicos y burócratas son absolutamente incompetentes.
Las ayudas no se prestan o no llegan,
los trabajadores son explotados al máximo,
hasta la extenuación, sin descanso,
y los profesionales liberales
no quieren saber nada de nadie.
El Consejo de Gobierno toma las decisiones incorrectas,
fruto de su codicia y el desconocimiento de la materia.
El Presidente lanza balones fuera.
Cualquier excusa es buena.
La juventud está parada, la tercera edad
como si estuviera muerta.
Los que nacen lo hacen sin futuro posible,
los que mueren no recuerdan lo que sucedió.
Este sistema mío no funciona, se me viene encima.
He decretado el estado de excepción y he sacado los anticuerpos a paseo.
He dado órdenes de aniquilar cualquier agente extraño,
cualquier sospechoso.
Información privilegiada de última hora apunta
la gestación de una revolución interna.
Un movimiento liberador.
Y tengo preparado el jet privado por si acaso
las cosas se siguen poniendo feas
y hay que salir pitando.
