Surgen de una acumulación de tensión mental, que puede ser producida por un buen libro o una buena peli, por una buena conversación, o por un estado anímico agitado, pero que rara vez se producen.
Sin embargo, a veces ocurren. Y entonces su luz se expande por todo el cerebro como un relámpago en la noche incendiando las viejas ideas a su paso.
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