Enciende una vela por mí esta noche,
para que se cumplan mis deseos
y mi alma descanse.
Para que Dios escuche mis oraciones
dame un poquito de fe,
pequeña como la cabeza de un alfiler.
Y cuando crezca y se haga fuerte y robusta,
en mi pecho una luz alumbrará
la oscura estancia.
Y nunca más tropezaré en esa piedra,
nunca más caeré de rodillas,
nunca más lamentaré haber nacido.
Cuando en radiante plenitud el espíritu
se eleve sobre tu cabeza y caigan sobre tus cabellos
pedacitos de Gracia.
Maldita sea Fran, te has tragado a San Juan de la Cruz. Yo tambien quiero esos pedacitos de los que hablas
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