como el tic tac de un viejo reloj.
El pulso, cada latido zumbando en tu pecho,
las cajas y los bombos de un incesante ritmo.
Días y noches sucediéndose sin descanso.
Todas las mañanas la misma alegría cotidiana.
Todas las noches el mismo misterio.
Qué claridad! Qué confusión! Qué extraño!
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